Grupo de trabajo:   "Crucifixión y Muerte de Jesús"

Componentes: Fernando Goena, Luis Ormazabal

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Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz. Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario», le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.  Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Y se quedaron sentados allí para custodiarle. 

 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos.» 

Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!». Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él. Uno de los ladrones le insultó y el otro salió en su defensa y le pidió a Jesús que se acordase de él en su Reino. Jesús se lo prometió.

Estaban junto a la cruz de Jesús su madre y Juan. Viendo a su madre le dice: Mujer, he ahí a tu hijo. Después dice al discípulo: He ahí a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.

CRUCIFIXIÓN  DE JESÚS

S. Juan  19, 16-30

 S. Marcos 15, 21-28

 S. Lucas 22, 26-40

 S. Mateo 27, 31-56