El profeta Joel

 

Joel es uno de los profetas menores. Sobre la época en que fue escrito hay diversas opiniones. El libro no nos dice nada acerca del momento histórico en que se desarrolla el ministerio profético de Joel. Los datos que nos suministra acerca de este punto son indirectos. De ahí la dificultad que supone datar exactamente su composición.

Joel es hijo de Petuel. Los demás libros no nos dicen nada de él; su obra es, pues, la única fuente de información. Sabemos que la época en que se compone está cargada de afán por reconstruir el templo y la ciudad de Jerusalén. Los reyes persas han favorecido la vuelta a la tierra de origen, ya que les convenía tener un pueblo amigo en las tierras que le separaban con Egipto, cuyo poder es un peligro para la paz.

Muestra un gran interés por el templo, por los sacerdotes y por el culto. Se queja porque «sacrificio y libación han desaparecido de la casa de Yahwéh. Los sacerdotes, ministros de Dios hacen duelo». Se dirige a los sacerdotes para que oren y ayunen. Este celo por el culto hace pensar que pertenezca al cuerpo sacerdotal, aunque también pudiera pertenecer a alguna escuela profética, cuya misión de ser portavoces de Dios se ejercía a veces en el templo.

 

En el libro podemos distinguir dos partes bien diferenciadas. La primera nos relata una terrible plaga de langosta que devasta el país. Ante tal desastre lo mejor es recurrir a Dios por medio de la oración comunitaria. Hay dos secciones con amenazas del castigo divino y con llamadas a la penitencia: a) convoca al pueblo para que sepa lo que Dios ha hecho con su pueblo a través de la plaga de langostas. Ante esa situación calamitosa se convoca un ayuno general, una asamblea en el templo para orar a Dios por la salvación b) Nuevo peligro: los enemigos llegan con rapidez de corceles, con estrépito de carros de guerra, haciendo temblar la tierra y estremecerse el cielo. Nuevamente resuena la trompeta en Sión. El día de Yahwéh está cerca. Sólo queda una salida: recurrir a Dios.

La segunda parte es como una respuesta a la llamada angustiosa del pueblo. Dios promete, generoso, el perdón y la venganza. Hay tres secciones que podemos dividir así: a) Se describen panoramas de verdor y abundancia paralelamente a la sequedad y a la escasez. La bendición de Dios en aquellos días rebasará los límites de la petición de su pueblo, b) Desarrolla el gran tema del juicio a todas las naciones. Bajarán al valle de Josafat y allí habrán de responder a las implacables acusaciones de Yahwéh, c) Da una perspectiva final de la era mesiánica en la que «los montes destilarán vino nuevo, las colinas fluirán leche, y por todos los ríos de Judá correrán las aguas».

El mensaje del libro es que Dios se apiada de su pueblo y su castigo no es definitivo; cambiará de pensamiento y perdonará; llamará a juicio a todas las naciones; es dueño de todos los pueblos que vendrán a rendirle

 

 

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