Ricardo I de Inglaterra

 

Ricardo y Felipe II se enfrentaron en continuas disputas y éste regresó a Francia dejando a Ricardo al mando de la cruzada. Como Saladino se demoró en su respuesta, Corazón de León, completamente encolerizado, ordenó que llevasen a 2600 musulmanes de Acre, hombres, mujeres y niños, a las murallas y allí los ejecutaran. Fue un acto de barbarie que pocos islámicos olvidarían, y que también fue condenado por cronistas cristianos. En la ciudad de Acre ondearon todas las banderas de los reinos cristianos menos las de los alemanes que fueron rasgadas por los ingleses, acto que luego les costaría caro, en especial a Ricardo.

Una vez tomada Acre, Ricardo hizo preparativos para marchar sobre Jerusalén, acabada la supremacía del mar por parte de Saladino, la flota podía abastecer a la infantería durante grandes partes del camino. Saladino atacó a las tropas de Ricardo cerca de Arsuf pero al verse derrotado huyó destruyendo a su camino las fortalezas que controlaba. Ricardo a medida que avanzaba ordenaba tomar y reconstruir estas fortalezas, ya que eran las que controlaban el camino a Jerusalén.

Ricardo I de Inglaterra

En torno al 1192, los lideres de la cruzada cristiana decidieron que aunque tomasen Jerusalén no estarían en situación de defenderla, ya que Saladino podía presentarse en cualquier momento con un ejercito desde Egipto. Para cortar esta ruta de acceso, los cruzados decidieron tomar y fortificar Ascalon, que estaba junto a la ruta de la costa que unía Egipto con Jerusalén. Esto supuso replegarse lo que decepcionó a muchos soldados que abandonaron la cruzada. Por su parte Saladino disolvió parte de su ejercito y mejoró las defensas de la ciudad, mientras intentaba mantener a los enemigos que tenía dentro de su propio imperio a raya. Aunque Saladino no atacase directamente a los cruzados si que fomentó las divisiones entre ellos apoyando a Conrado, mientras proponía el siguiente pacto a Ricardo:

-Los cristianos podrían conservar sus conquistas.

-La reliquia de la Santa Cruz sería devuelta.

-Permitiría la peregrinación cristiana a Jerusalén e incluso la presencia del clero latino en la ciudad sagrada.

 Ricardo, al enterarse de que su hermano Juan estaba conspirando para quedarse con su trono en Inglaterra tenía que volver rápido y decidió apoyar a Conrado para conseguir el trono de Jerusalén, pero para compensar a Guido, el antiguo rey, le tuvo que vender la isla de Chipre. Sin embargo, Conrado nunca llegó a ser rey ya que fue asesinado por dos miembros de la secta de los asesinos. Muchos Cruzados acusaron a Ricardo de haber tramado su muerte, pero según cronistas musulmanes fue Saladino quien pagó a los asesinos. Tras la muerte de Conrado fue el conde Enrique de Champaña quien se convirtió en el rey de Jerusalén y se caso con Isabel, la heredera del trono.

 Mientras tanto, Ricardo continuaba conquistando fortalezas de gran valor estratégico. En junio de 1192, los cruzados emprendieron por segunda vez el avance hacia Jerusalén, a pesar de que Ricardo se mostraba reacio. Ricardo no pensaba que un ejército tan reducido fuese capaz de tomar Jerusalén, además estaba el problema añadido de la escasez de agua en esa región junto a posibles ataques de Saladino. De hecho Ricardo era partidario de atacar Egipto y eliminar la amenaza que constituía Saladino. De camino hacia Jerusalén, se detuvieron a atacar varias caravanas que transportaban muchos víveres para las tropas de Saladino. Este botín fue repartido entre las filas de los cruzados pero aún así hubo un descontento general y muchos cruzados abandonaron la cruzada en especial los franceses quienes se negaron a continuar bajo el mando de Ricardo.

Ricardo se retiró a Acre a fin de planear un ataque a Beirut, pero cuando se enteró de que Saladino había atacado Jaffa y que sólo la ciudadela resistía, acudió rápidamente en su rescate. Ricardo a pesar de lo reducido de sus tropas logró una gran victoria que forzó a Saladino a firmar una tregua.

El 2 de septiembre de 1192, Ricardo I y Saladino firmaron un tratado en Jaffa, tras la batalla, por el cual los franceses se quedaban con la franja costera entre Jaffa y Tiro a cambio de unas cuantas ciudades para Saladino, las fortificaciones de Ascalon debían demolerse, los peregrinos cristianos podían ir tranquilamente a Jerusalén y se comerciaría sin trabas.

 Muchos cruzados, una vez firmada la tregua peregrinaron a Jerusalén y visitaron el Santo sepulcro para cumplir su voto antes de regresar a Europa.

 De regreso a Europa el barco en el que viajaba Ricardo debido a las tormentas se vio desviado de su itinerario, y acabó eligiendo atravesar Europa central a pesar de sabe que tenía muchos enemigos en esa zona. En Viena, en las Navidades de 1192, fue encarcelado por Leopoldo V de Austria. Leopoldo V de Austria le entregó al emperador Enrique VI quien le retuvo prisionero hasta que unos ingleses le encontraron y pagaron la exorbitante suma de 100.000 marcos, treinta toneladas de plata pura. Este rescate estaba puesto con el fin de que nadie lo pudiese pagar pero los ingleses lo reunieron. Aunque Juan amenazase el trono de Ricardo, nunca fue una grave amenaza, ya que gracias a la administración heredada de su padre, Enrique II, la amenaza no era tan seria. No obstante, Felipe II, no respetó el acuerdo invadiendo Normandia. Ricardo tuvo que dedicar el resto de su vida a reconquistarla. A pesar de sus intenciones no pudo participar en la Cuarta Cruzada.

La Tercera Cruzada había superado a la Segunda rotundamente, pues había salvado a los occidentales de ser expulsados de sus territorios orientales, pero, a consecuencia de los ataques musulmanes, los Estados Latinos no eran más que un vago recuerdo y, lo que es peor, Jerusalén seguía en manos del poder musulmán. Pero lo cierto es que ya los motivos místicos de la lucha en Palestina habían ido cediendo paso a los políticos: con tal de tener tierras, no importaba compartirlas con los otros.

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