Trabajo de Religión / 1º Bachillerato  / Curso 2015/16   •   Colegio Munabe   •      Grupo Educativo COAS Irakaskuntza Taldea

El retablo de Las Mercedes

- LA HISTORIA DEL RETABLO -

aÍndice

 

Alfonso Ramón Marín fue un muralista y dibujante para el diseño de vidrieras. Nacido en Valencia en 1927, terminó sus estudios académicos en 1947, para graduarse en la Escuela Superior de Bellas Artes de Valencia. Poco tiempo después, pasó a ampliar sus estudios, en la Academia de San Fernando de Madrid.

En 1949, gracias a su talento innato, fue dotado de una beca que le dio la gran oportunidad de estudiar en Roma. Tras los estudios de esta etapa italiana, su actividad como muralista comenzó rápidamente.

Dos años más tarde, lo nombraron profesor de dibujo del Colegio Gaztelueta de Bilbao. De hecho, Gaztelueta conserva cuadros y murales del artista. Luego opositaría y desarrollaría su actividad en distintos centros educativos.

Alfonso Ramil

En marzo de 1954 realiza la primera exposición individual en la Sala Arte de Bilbao, donde su obra empieza a ser conocida y adquirida. Se le encargan al poco murales para la iglesia del salto de Saucelle (Salamanca). Expone cuadros ese mismo año en el Ateneo de Madrid.

 

El Retablo de Las Mercedes

Al año siguiente, 1955, tras ser seleccionado en un concurso, se le encargo de realizar un mural destinado al ábside de la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes. Ramil realiza una de sus máximas representaciones artística por su tamaño y calidad: el gran mural de 400 m2.  El trabajo requería una fuerte preparación en dibujo, perspectiva y procedimiento.

La composición elegida para la obra, es la Glorificación de Nuestra Señora, a través de las figuras más representativas de la corte celestial: la Santísima Trinidad, los apóstoles, los Arcángeles, santos diversos, etc.

El retablo cuenta con 168 figuras y en la parte inferior se hace una pequeña referencia al tema mercedario. Todo ello, fue perfectamente ejecutado por un hombre con unas dotes fuera de lo común en lo que a la pintura se refiere y más concretamente como muralista.

Además del “handicap” implícito en un proyecto de tal envergadura, Ramil tuvo que hacer frente a la “nula visibilidad” que el andamio de 9 plantas le proporcionaba. Lo cual supuso una prueba irrefutable de las cualidades como artista de Ramil, a lo largo de dos años de intenso trabajo.

Esta tarea inicial, que inicialmente estaba claramente limitada al abside, se vio ampliada de forma drástica, al incluir un mural de 100 metros cuadrados; en el que se representaría la venida del Espíritu Santo. Por si esto fuera poco, también se sumaron a la tarea del pintor seis altares laterales, de unos 150 metros cuadrados cada uno, dedicados a las vírgenes del Pilar, Fátima, Lourdes, Begoña, la crucifixión del Señor, y el Juicio Final; así como a las 14 estaciones del Vía Crucis.

La trayectoria de este magnifico muralista vio su fin en 2007 en Bilbao, municipio que le vio crecer como artista y en el que pasó la mayor parte de su vida.