DIFERENCIAS Y SEMEJANZAS ENTRE 

LA IGLESIA CATÓLICA Y LA ORTODOXA

Alumno: Yuriy Dovhan

Curso: 3º E.S.O.

ERAIN Ikastetxea

 

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Jesucristo fundó una sola Iglesia y constituyó como columnas de la misma a los doce Apóstoles. Sin embargo, por las miserias de las personas y la falta de humildad, fueron surgiendo disputas y controversias por las que la única Iglesia de Jesucristo fue dividiéndose en otras.

Los Apóstoles comenzaron a predicar el Evangelio y la Iglesia se extendió por todo el mundo conocido, siendo las ciudades más importantes desde el punto de vista religioso, Roma y Constantinopla. Con el paso de los siglos, debido a las diferencias culturales de los países, se podía hablar de una única Iglesia de Jesucristo, dividida en dos ritos: el rito de Roma y el de Constantinopla, que coincidía con al división del Imperio romano en Occidente y Oriente.

Durante los siglos IX y X fueron surgiendo disputas y controversias entre Roma y Constantinopla. Dejando aparte las diferencias más que obvias entre las regiones del Este y el Oeste, diferencias de idioma, de ritos, de costumbres, etc., en la base del Cisma estaba el conflicto existente entre los patriarcas. Teóricamente todos los obispos eran iguales, aunque los de Roma, Antioquia, Alejandría, Jerusalén y Constantinopla gozaban de mayor prestigio; sin embargo en la práctica era el obispo de Roma el que ostentaba la supremacía, y esto era motivo de enojo para los patriarcas orientales. Por su parte, en Oriente sería el patriarca de Constantinopla, apoyado por el emperador, el que se alzaría por encima del resto oponiéndose a Roma. 

Las principales diferencias de tipo religioso fueron las siguientes:  El culto a las imágenes; el problema del "filioque" y la llamada "cuestión disciplinar".

El cisma se realizó por los violentos sentimientos anti-latinos del patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario y la incomprensión de la mentalidad bizantina por parte de los representantes del Papa León IX:  Humberto de Silva Candida y Federico de Lorena, enviados para negociar una paz eclesiástica.

El Patriarca Miguel Cerulario no quiso recibir a los representantes del Papa y estos depositaron una bula de excomunión, el 16 de Julio de 1054, sobre el altar de la catedral de Santa Sofía; Cerulario y sus obispos respondieron el 24 del mismo mes excomulgando a los legados y a quienes les habían enviado.

La vuelta a la unión constituyó desde entonces un objetivo permanente de la Cristiandad. La promovieron Pontífices, la desearon en Constantinopla emperadores y hombres de Iglesia, se celebraron concilios unionistas y hubo momentos como en el concilio II de Lyon (1274) y el de Florencia (1439) en que pareció que se había logrado. No era realmente así, pero tan sólo la caída de Constantinopla en poder de los turcos y la desaparición del Imperio bizantino (1453) pusieron fin a los deseos y a las esperanzas de poner término al cisma de Oriente y reconstruir la unidad cristiana.