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Si bien la obra más conocida de la Beata Rafaela Ybarra es la Congregación de los Ángeles Custodios, esta no fue fundada hasta 1894, seis años antes de su muerte. Sin embargo, la labor de Rafaela Ybarra comenzó mucho antes, y tomó muchas formas antes de la fundación de la Congregación.

Al comienzo Rafaela se reunía en su casa con aquellos que solicitaban su consejo, proporcionándoles ayuda material y espiritual. Pronto creció su fama, y comenzó a recibir visitas venidas de muy lejos, e incluso peticiones por carta. Fue en esta época cuando la gente comenzó a llamarla "Madre". El número de visitas que recibía fue en aumento, y pronto se acondicionó un despacho en las cocheras donde recibía varias horas al día.

Altos hornos de Vizcaya; empresa dirigida por el marido de Rafaela Ybarra

En aquella época la población de Bilbao comenzó a crecer a una velocidad vertiginosa debido a la Revolución Industrial. Preocupada por la falta de religiosidad de sus conciudadanos, animó a las Adoratrices a establecerse en Bilbao en 1880. Después, queriendo garantizar a su ciudad de un centro de estudios superiores basado en fundamentos católicos, Rafaela viajó a Roma a entrevistarse con el Prepósito General de los Jesuitas. Apoyada por grandes industriales vascos (su marido entre ellos), cedió terrenos de su propia casa y logró que los jesuitas abriesen la Universidad de Deusto en 1886.

Además, su posición social le permitió trabar amistad con las grandes damas del Bilbao de la época. Animadas por su ejemplo, muchas se dedicaron a la acción social, o incluso tomaban las riendas de iniciativas comenzadas por la propia Rafaela. Destaca el caso de Doña Casilda Iturrizar, amiga de la Beata y que, tras abrir una escuela para niños pobres y dar importantes sumas de dinero a los Agustinos y las Siervas de Jesús, fundó la Casa de Misericordia.

Colaboró con el Servicio Doméstico, el Colegio de la Inmaculada, el Asilo de la Sagrada Familia, la cárcel de mujeres, etc.

 

Universidad de Deusto a finales del siglo XIX. Se pueden apreciar "las cocheras" donde Rafaela recibía a la gente.

Busto a Doña Casilda

Entre 1885 y 1890 hizo los votos de castidad, obediencia y pobreza. Abre, junto con otras amigas, una casa en la calle Ronda para acoger mujeres jóvenes en situación apurada o en peligro de caer en la prostitución y crea la Asociación de la Sagrada Familia presidida por Casilda Iturrizar.

A lo largo de los años, Rafaela Ybarra fue abriendo numerosos albergues para jóvenes empobrecidas, albergues que luego cedía a órdenes religiosas y acababan convertidos en colegios. Pidió al gobierno que se construyese una casa de maternidad, y ante la negativa de las autoridades, la abrió ella misma. Más tarde, la Diputación se hizo cargo de esta Casa de Maternidad.

Su humildad la llevaba a evitar protagonismos, debido a lo cual muchas de estas obras no han pasado a la historia con su nombre. Sin embargo, la obra "olvidada" de la Beata Rafaela Ybarra es también de capital importancia, ya que sin ella no se alcanza a comprender la magnitud de su bondad ni la profundidad de su fe. Es parte de una vida consagrada a su ciudad, a sus conciudadanos, a su familia y a Dios.