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BIOGRAFÍA

 

La Beata Rafaela María de Ybarra y Arambarri (1843-1900) nació un 16 de enero de 1843 en Bilbao, en el seno de la católica familia compuesta por Gabriel María de Ybarra y Gutiérrez de Cabiedes y María del Rosario de Arambarri y Mancebo.

Familia Vilallonga Ybarra

Su infancia transcurrió sin grandes sobresaltos, debido a la fortuna familiar. Ya en su juventud era considerada una mujer hermosa y atractiva, y en su condición de moza casadera frecuentaba los bailes y las fiestas de la alta sociedad bilbaína, coquetamente ataviada, para examinar a sus posibles pretendientes. Rafaela no dudó que su destino era el matrimonio, y ni se le pasó por la mente la idea de hacerse religiosa.

 “Nunca me costó amar a Dios, aunque tardé muchos años en darle muestra de ello.”

Sin embargo, el amor de su vida lo halló en José de Villalonga y Gipuló, hombre veinte años mayor que ella (1823-1898) con quien contrajo matrimonio en 1861. El matrimonio fue bendecido con siete hijos (Mariano, Gabriel, José Adolfo, María del Refugio, María del Rosario, Amelia y José). Desgraciadamente dos de ellos no llegaron a la vida adulta, María del Refugio y José Adolfo. La muerte de este último dio mucho que pensar a Rafaela, ya que por el dolor de esa muerte comenzó su definitivo acercamiento a Dios. José de Villalonga fue un gran apoyo para la Beata, sufragando todos sus proyectos, ayudándola en todos sus problemas y hasta dándole ideas.

Desde niña, Rafaela mostraría dos rasgos de su carácter que se mostrarían determinantes a lo largo de su vida: su amor hacia Dios y su afán caritativo, Rafaela dejó por escrito en una de sus notas el plan de vida que se había marcado para intentar alcanzar esa perfección:"Hacer una hora de meditación todas las mañanas. Oír la santa misa todos los días. Recibir la santa comunión diariamente, contando con el permiso de mi director. Confesarme los martes y los viernes. Tener un rato de lectura espiritual. Hacer mi examen particular al mediodía y el general por la noche. Levantar el corazón a Dios por medio de jaculatorias con la mayor frecuencia posible. Rezar el rosario todas las noches. Y centrar el examen particular en la verdadera humildad cristiana, de la que tan falta estoy.”

Estos se materializaron en 1876, con la creación de la Junta de Obras de Celo, entidad destinada a la ayuda de los más desfavorecidos.

Este fue el primer paso de una gran labor social, que se centraría en las mujeres jóvenes que, atraídas por la prosperidad de Bilbao, acababan vendiendo sus cuerpos para subsistir. La Casa de Maternidad fue el siguiente paso, una institución que ayudaba a madres solteras (generalmente prostitutas) a mantener a sus bebés, a buscar trabajo y a reinsertarse.

Sin embargo, la gran obra de Rafaela fue la creación del Colegio Ángeles Custodios de Zabalbide, que no fue sino la primera Casa Madre de lo que hoy en día es la Congregación De los Santos Ángeles Custodios, que hoy opera en España y Latinoamérica.

En enero de 1885 hizo unos ejercicios espirituales conforme a la regla de san Ignacio en los que tomó determinaciones insólitas para una persona que vivía en su mundo: decidió vivir en pobreza, obediencia y castidad, algo más propio de los religiosos que de los seglares.

Rafaela Ybarra

Rafaela moriría el 23 de febrero de 1900, sin ver completada su obra. Juan Pablo II la beatificaría en 1984. Su fiesta litúrgica se celebra el 23 de febrero, y actualmente se encuentra en proceso de canonización.