CARTA A NADIE

 Querida vida que pudiste ser y no fuiste:

¿Dónde quedarán tus primeros llantos

en lo más crudo de la madrugada

-al abrigo de nuestras estrellas…-

Me pregunto por qué nunca caminarás,

por qué tus padres no se enamorarán

otra vez al verte dar tus primeros pasos.

Tu primera palabra…

El mundo nunca oirá tu dulce voz –seguro-

entre balbuceos: “Ma… Ma… Mamá”.

Pienso dónde quedará tu dulce y tierna

infancia robada, arrebatada…

Y ahora los parques te echarán de menos…

¿Dónde… dónde habrás perdido

tu primer día de colegio? Nervioso,

porque un universo nuevo se abriría a ti.

Y tus amigos… Estarán siempre esperando,

Esperando a alguien que nunca llegará…

Los mirarás desde arriba, los verás, tranquilo…

¿Y cuando conoces a una chica?

¿Tener una amiga?

¿Tener un alma gemela?

¿Tu medio limón o naranja… tu media vida?

La tierra nunca te sentirá,

El viento nunca te acariciará…

 Es injusto que nunca conozcas a tu pareja,

 Ahora puede estar sola, llorando,

buscándote…

Jamás vivirás una vida completa,

De la cuna a tu lecho de muerte,

porque ni siquiera tocarás una cuna…

 ¿Por qué tal injusticia?

Tranquilo… tendrás justicia en la otra vida.

                             Alejandro Vargas Fernández

LA VIDA ES VIVIR

La vida es tener una oportunidad, una oportunidad de ver el mundo, de llorar, de gritar y de aprender a caminar. La vida es hacer amigos, reír y compartir. La vida es caerse, abandonarse y sentirse solo. La vida es ir a la guardería y divertirte, ir al colegio y desvivirte por buenas calificaciones. La vida es vivir la adolescencia y que te salga acné, el tiempo de aparentar ser, el momento en que te besen por primera vez. La vida es un corazón roto y dos unidos, la vida es ayudar a tus amigos.

 La vida es ir a la universidad y estudiar para destacar, ser el mejor en tus trabajos. La vida es la oportunidad de ser alguien o mantenerte en el anonimato. La oportunidad de encontrar a tu alma gemela y vivir con ella la vida entera. La vida es crear más vida y ponerle nombre. La vida es educar a tus hijos para ser grandes hombres y excepcionales mujeres.

 La vida es notar el peso de los años y sentir cada día que levantarte te hace más daño. La vida es cansarte de tu trabajo o adorarlo, cobrar millones o mantenerte con lo justo. La vida es mantener y luchar por tu familia, ver como todo lo invertido da sus frutos al ver  a tus hijos graduados o trabajando. La vida es mirar al novio de tu hija con recelo sabiendo en el fondo que te da miedo convertirte en abuelo.

La vida es sentarte a comer y mirar a los hijos de tus hijos dándote cuenta de todo lo que has empezado. La vida es ser cada día más gruñón y notar que poco a poco te empieza a fallar el corazón y en el momento en el que te vayas a exhalar tu última respiración, mirar al pasado y sonreír orgulloso de todo lo que has creado.

La vida es vivirla.

¿Quién eres tú para impedírmela?

                                          Javier Martín Rosado

TU HERMANO

 Querido amigo/a:

 ¡Feliz cumpleaños! La verdad es que hoy ha sido un día normal. El sol ha salido por la mañana y se ha puesto por la noche. Parece que he sido el único en acordarse de tu cumpleaños.

 Desde que te fuiste todo ha cambiado. Papá ya no tiene tiempo para estar con la familia, mientras que mamá se pasa llorando todo el día. Al principio fue peor, ahora, al menos, procura que no la vea.

 ¡Qué bien nos lo pasamos! Ahora no tengo a nadie a quien escuchar, a quien sentir dar patadas. Además, los juguetes nunca sustituyeron el vacío que tú dejaste.

 Yo creo que dejarte ir fue la peor solución. Es verdad que andábamos justos de dinero, y que solo desayunábamos galletas con leche, pero eso ya era algo. Nunca debí dejar que mamá hablara con ese médico… ¡lo estropeó todo queriendo arreglarlo!

 Pero, en fin, no hemos de olvidar que hoy es tu cumpleaños y que, aunque no vayas a soplar velas ni a recibir regalos, siempre tendrás mis abrazos.

 Muchas felicidades de parte de,

tu hermano.

                         Alberto Navarro

FIAT LUX

“Fiat lux”. Hágase la luz, así comienza todo, todo muy oscuro, y después, la luz, la vida. Así comenzó el mundo y así también empieza lo más grande que una persona puede tener: su propia vida.

 De nada sirven los derechos humanos si dejamos de respetar el mayor de los bienes: la vida.

 Y aun así, hay gente que sigue defendiendo “el derecho a decidir” bajo excusas, nombres confusos (interrupción voluntaria del embarazo) yacen barbaridades que buscan ganar dinero acabando con eso que ninguno de nosotros ha elegido poseer: la vida.

 Además, no falta gente que defiende que intentar evitar prácticas que atenten contra la vida sería un atentado contra el famoso “progreso”. Tal vez lo mejor no sea siempre avanzar. Depende hacia donde avancemos. No puede acabar bien eso que nunca lo ha hecho: jugar a ser dioses. Pues ¿quién es cualquier persona para gestionar algo íntegro y completamente legítimo de otra gente, como es la vida.

 Conviene pues plantearse a dónde nos dirigimos, no se puede ignorar esto, eso sería lo más cómodo. Pero no, no debe ser de ese modo, no pueden sucederse las barbaridades sin que nadie proteste, sin que nadie diga nada. Se sucederán las legislaciones, los gobiernos, etc. Pero siempre quedará gente defendiendo lo más valioso: la vida.

                               Álvaro Gómez

ESTÁS VIVO

 Estoy tumbada, los rayos del sol me acarician la cara y la dulce voz del viento me susurra al oído: “Estás vivo”. Tomo una gran bocanada de aire y mientras la expiro, me invade una gran parsimonia.

 Miro el reloj y observo el pasar de los segundos. De cuando en cuando, echo un vistazo al solitario burro que se encuentra al otro lado de esta verde y florida pradera. Se me antoja azúcar, por lo que meto la mano en mi bolsillo, en busca de un caramelo de café que compré tras mi última consulta médica. El crepúsculo se acerca y todavía no he hecho los deberes, tengo que volver a casa.

 Estoy triste, y no me faltan motivos para estarlo. Esta mañana el ginecólogo confirmó el mayor de mis temores. Desde entonces, deambulo por estos alegres campos, para intentar en vano contagiarme si acaso de algo de esperanza, sin quitarme de la cabeza la misma pregunta ¿Lo tendré?

 Ya lo quiero, aunque todavía no lo conozca, lo sé, puede sonar estúpido pero es cuanto siento. Imaginar que nunca escuche el cantar de los pájaros o palpe la suave textura de la abundante hierba. ¿Amor? ¿Llegaré a conocerlo?

 Esta noche se lo contaré a mis padres, pero la decisión está tomada, aunque sufra las consecuencias. Se van a enfadar, mas no soy un títere y es mi responsabilidad, además el Dr. Zabaleta me ha ofrecido su ayuda.

 Espero tener la suficiente valentía y tesón, estar a la altura de tan adversa o más bien difícil situación, porque la vida es un regalo, nuestro mayor don.

                      Iñigo Prieto