Dpto. Religión

4º ESO

Curso 2007/08

Años 1367-1370   /  ESTANCIA EN ROMA DEL PAPA URBANO V

Diego Mazarrasa

                                                                                                                

El cónclave que se reunió a la muerte de Inocencio VI se hallaba dividido en dos tendencias, cuyas fuerzas estaban niveladas. Por eso los cardenales decidieron elevar al trono pontificio a un prelado extraño al Sacro Colegio. La elección recayó en Guillermo de Grimoard, abad de S. Víctor de Marsella (28 de septiembre 1362), que quiso llamarse Urbano V.

 El nuevo pontífice había nacido en 1310 en el castillo de Grisac. Terminado el derecho civil, tomó el hábito benedictino en el priorado de Chirac y se formó espiritualmente en S. Víctor de Marsella, donde emitió sus votos. Se doctoró en derecho canónico en Montpellier y se dedicó a la enseñanza del derecho en las universidades de Montpellier, Toulouse, París y Aviñón. Fue vicario general de las diócesis de Clermont y Uzés, abad de S. Germán de Auxerre (1352) y de S. Víctor de Marsella (1362). Al mismo tiempo desempeñó varias misiones diplomáticas en Lombardía, Roma y Nápoles por encargo de la Santa Sede. Así se explica que los cardenales se fijasen en él.

Urbano V

 Elegido Papa, continuó viviendo como un simple religioso. Nunca quiso quitarse el hábito monacal. Llevaba una vida piadosa, sobria y austera. Repartía el tiempo entre la oración, el estudio y el gobierno de la Iglesia. A diferencia de sus cinco inmediatos antecesores, no había sido obispo ni cardenal, ni había servido al rey de Francia. Se presentaba como un hombre objetivo e independiente. No era un genio, pero poseía un conjunto de cualidades que le valió el aprecio universal

 Hombre de biblioteca, amante del estudio, protegió generosamente las ciencias y las artes. Fundó a sus expensas studia o colegios preuniversitarios. Erigió universidades en Ginebra, Orange, Cracovia, Viena y Pecs (Hungría). Restableció la antigua universidad de Orvieto. En Padua erigió una Facultad de Teología y en MontpeIlier instituyó dos colegios. Las universidades de París, Orleáns, Toulouse y Cahors recibieron nuevos estatutos. La Universidad de Salamanca también experimentó sus favores. Cada año costeaba los estudios a 1.400 escolares pobres. Enriqueció la biblioteca pontificia, convirtiéndo1a en la más rica de Europa. Al fin de su reinado contaba 2.102 obras. Por el arte se interesó menos. Embelleció el palacio de Aviñón y terminó las fortificaciones de la ciudad, restauró la abadía de S. Víctor de Marsella y reedificó la catedral de Mende.

      Aunque no emprendió ninguna gran reforma de la Iglesia, dictó diversas medidas para elevar el nivel intelectual y moral del clero, prohibió la acumulación de prebendas, urgió la celebración de Concilios provinciales y la residencia de los obispos. Aprobó dos órdenes religiosas nuevas: la de los jesuatos, dedicados al cuidado de los enfermos, y la del Salvador, fundada por s. Brígida de Suecia con fines contemplativos. Reformó, entre otras, la abadía de Montecasino y encargó al obispo de Pamplona que visitase y reformase el monasterio de Roncesvalles. Sus esfuerzos en favor de la cruzada tuvieron escaso éxito.

      El acontecimiento más célebre de su pontificado es su vuelta a Roma. Este retorno era deseado por toda la cristiandad, menos por Francia. La estancia de los Papas en la Ciudad Eterna era posible ahora, porque gracias al genio del cardenal Albornoz, reinaba el orden en los Estados Pontificios, mientras Aviñón se hallaba amenazada por las Grandes Compañías. El 30 de abril 1367 partió de Aviñón, a pesar de la resistencia de la corte francesa, de los cardenales y de sus familiares. El 4 de junio desembarcó en Corneto, dirigiéndose a Viterbo para pasar allí la estación calurosa. En Viterbo le esperaba el cardenal Albornoz, enfermo. Durante su estancia en aquella ciudad presenció una sublevación popular contra la Iglesia y la muerte del cardenal Albornoz

 Hizo su entrada en Roma el 16 de octubre El Papa se esforzó por levantar la Ciudad Eterna de sus ruinas y convertirla en centro del mundo cristiano. Reparó la basílica de Letrán, destruida casi enteramente por un incendio. Las iglesias de S. Pablo extramuros y s. Pedro del Vaticano fueron también objeto de restauraciones. En Roma recibió la visita del Emperador de Alemania, Carlos IV, con su esposa Isabel, a la cual coronó solemnemente. Admitió en la Iglesia católica al Emperador bizantino, Juan V Paleólogo, sin que la profesión personal de fe que éste hizo trajese consigo la unión de la Iglesia oriental (1369). Asimismo recibió la visita de la reina Juana de Nápoles y del rey de Chipre.

 Pero, por causas complejas, regresó a Aviñón (27 de septiembre 1370), muriendo poco después (19 diciembre), como se lo había vaticinado S. Brígida.

Luego de su muerte el pueblo comenzó a venerarle como santo. Su culto como beato fue confirmado por Pío IX  (1870). Es el único papa de Aviñón elevado al honor de los altares.

 

 Bibliografía

Gran Enciclopedia Rialp

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