Introducción -
La caída de Jerusalén -
El fin de los
estados cruzados -
Bibliografía
Introducción
Tras la primera cruzada los musulmanes tomaron la iniciativa y
decidieron recuperar lo perdido. Tras conquistar Alepo en
1128, tomaron el condado de Edesa en 1144. Ante esto el papa
Eugenio III predicó una segunda cruzada. Luis VII de Francia y
el emperador Conrado III dejaron atrás sus rivalidades y
atravesaron Asia menor por separado. Conrado III fue derrotado
en Dorilea, mientras que Luis VII pudo llegar hasta Antioquía.
Después de decidir no ir a Alepo fue a Damasco, donde sufrió
una humillante derrota.
Estos hechos debilitaron mucho a los estados latinos, mientras
que los musulmanes seguían unificándose. El sultán Saladino (Salah
Addin) consiguió grandes victorias para ellos.
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En noviembre de 1177 Saladino marchó hacia el norte para tomar
Jerusalén. La guarnición templaria de Gaza le vio pasar. En
Ascalón, el rey de Jerusalén, Balduino IV el Leproso, con una
tropa de quinientos caballeros se preparó para el asedio, pero
Saladino dejó un pequeño contingente para sitiar la ciudad y
siguió hacia Jerusalén. El rey logró abrir una brecha en aquel
contingente y se dirigió a Ciudad Santa para destruir el ejército
de Saladino. Cerca de la fortaleza de Montguisard los cristianos
sorprendieron a los musulmanes, de los cuales la mayoría huyó
hacia el sur. Dos años después de esta batalla Saladino quería
venganza y obtuvo una victoria en el castillo de Beaufort. En 1180
Balduino IV propuso una tregua de dos años que fue aceptada por
Saladino. Pero el conde Reinaldo de Chatillon había roto la tregua
cometiendo actos como atacar caravanas o realizar incursiones en
territorio musulmán. A causa de esto, Saladino ansiaba más acabar
con el Reino de Jerusalén y se convirtió en una seria amenaza. En
el año 1185 Balduino IV murió, esto supuso un grave golpe para el
reino. Le sucedió su sobrino Balduino V, todavía menor, que ya
codirigía con su tío el reino desde 1183. Murió a la corta edad de
nueve años y gracias a su matrimonio con Sibila, hermana de
Balduino IV, Gui pudo acceder al trono en 1186.
En primavera de 1187 Saladino preparó un ataque a Jerusalén.
Escribió a todas las provincias musulmanas para que hicieran la
guerra. Él se dio cuenta de que destruyendo el ejército principal
todas las ciudades y fortalezas se rendirían. A pesar de que
reunió un gran contingente era difícil derrotar a los francos, que
eran grandes guerreros. De modo que la estrategia militar de
Saladino sería determinante. Él había hecho una alianza con
Raimundo, el conde de Trípoli, creando divisiones entre los
cristianos. El rey Gui decidió reunir el ejército en Nazaret e ir
a recuperar la lealtad de Raimundo. Un emisario llegó a Trípoli y
pidió a Raimundo en nombre del regente de Damasco, al-Afdal, que
dejara pasar por su tierra una fuerza de siete mil jinetes, él
aceptó porque impedírselo significaría romper su alianza con
Saladino. Así, los hombres de al-Afdal se adentraron bastante en
territorio cristiano y pudieron estudiar el terreno y localizar
puntos de abastecimiento de agua. Las noticias de esta incursión
llegaron a oídos de Gerardo de Ridefort, él convocó a todos los
templarios de la zona y junto con Balian de Ibelin y Rogelio des
Moulins atacó a los musulmanes. Inesperadamente, la batalla fue un
fracaso y sólo tres salieron con vida.
Finalmente, Raimundo llegó a un acuerdo con el rey y se había
reunido el ejército. Tras esto marchó el rey hacia el norte y
montó un campamento en ar-Saffuriyah. El 26 de junio Saladino
se dirigió a un vado del Jordán que estaba al sur del mar de
Galilea y el 1 de julio lo cruzó. Su primer movimiento fue
avanzar hacia la ciudad de Tiberíades, la cual cayó enseguida,
pero sus defensores se refugiaron en la ciudadela y mandaron
un mensaje de ayuda al rey. Él tenía dos caminos para llegar a
Tiberíades, uno era malo y el otro bueno, pero el bueno estaba
ocupado por el ejército de Saladino, así que cogieron el otro,
que pasaba por tierras altas, no tenía agua, además Saladino
inutilizó algunos pozos, y en pleno verano. Saladino esperaba
que el rey cometiera este error. Dos horas después departir de
ar-Saffuriyah los soldados ya empezaban a tener sed.
Acamparon cerca del monte conocido como los Cuernos de
Hattin. |
Estatua de
Saladino |
La caída de Jerusalén
A la mañana el ejército sarraceno les rodeó y comenzó la batalla.
Ante la inminente derrota cristiana, la infantería se dispersó y
buscó desesperadamente un modo de llegar al lago Tiberíades, pero
nadie logró escapar de allí. El rey intentaba por todos los medios
abrir una brecha entre los sarracenos, aunque fue inútil. Cuando
la batalla estaba muy avanzada llegó Raimundo con sus hombres y al
ver que aquel desastre realizó una huida desesperada y logró
llegar a Trípoli. Cuando Saladino ganó la batalla apresó al rey y
a Reinaldo de Chatillon, al cual le acusó de romper la tregua.
Después se produjo una escena muy bien plasmada por el cine el la
película “El reino de los Cielos”: el rey le pidió agua helada a
Saladino, éste se la dio en un jarro, tras beber se lo pasó a
Reinaldo y bebió. El humor de Saladino se cambió al instante y
dijo que no estaba autorizado a realizar ese gesto. Aquella misma
tarde lo mató de un golpe en el hombro y luego le cortó la cabeza.
En un acto sádico, Saladino ordenó ejecutar a todos los templarios
y hospitalarios que no tenían rango.
Al día siguiente la ciudadela de Tiberíades se rindió y antes de
una semana el dirigente de Acre, Joscelino de Courtenay, le
entregó la ciudad a cambio de no hacer nada a los ciudadanos. Tras
esto el ejército inició una marcha hacia el sur asegurándose la
sumisión de todos los pueblos y castillos. A principios de
septiembre entraron en Ascalón y Saladino convocó una embajada de
Jerusalén para negociar la rendición. Los emisarios dijeron que
Jersusalén era el lugar de crucifixión de Cristo y que lo
defenderían hasta la muerte, a pesar de que las condiciones de
Saladino eran muy generosas. Entonces juró tomar Jerusalén por la
espada y que la saquearía.
La Ciudad Santa resistió diez días. Entre los defensores había
caballeros recién armados dispuestos a protagonizar un último acto
de heroísmo para defender a Jerusalén. A pesar de esto, el
patriarca Heraclio les dijo que si persistían sus mujeres e hijos
serían torturados, asesinados o esclavizados. Ante esto, los
caballeros rindieron la ciudad. Saladino dudaba de si debía
cumplir su juramento, pero sus emires le dijeron eso sería un
error, pues, en medio del saqueo, se perderían muchas riquezas.
Era más seguro pedir un rescate y entregarlo ordenadamente.
Además, Balian de Ibelin, comandante de la resistencia, aporto el
argumento definitivo, dijo que ya se había dicho a los soldados
que se establecerían condiciones para la rendición, y si no se
lograba destruirían todas la riquezas y posesiones y quemarían la
mezquita de al-Aqsa, tras lo cual entregarían sus vidas. Así, tras
llegar a un acuerdo razonable, la batalla cesó y nadie, cristiano,
musulmán o judío, recibió más daño. Saladino dio un plazo de
cuarenta días para evacuar la ciudad y pagar el rescate. El cual
estipulaba que cada habitante debía pagar una cantidad y luego
podía salir con algunas posesiones, pasados cuarenta días, los que
no pagaron se convirtieron en esclavos. Pero hubo gente, como
Enrique II de Inglaterra, que pagó el rescate de los que no podían
hacerlo, en total se salvaron a más de siete mil personas. Además
Saladino decidió liberar a mil esclavos ancianos y enfermos.
De este modo, en octubre de 1187 Saladino conquista Jerusalén.
Estas noticias llegaron a Occidente tres semanas más tarde. El
papa Urbano III murió del disgusto que le causó esta noticia.
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El fin de los
estados cruzados
El condado de Edesa: Zangi Imad al-Din, señor de Mosul
y de Alepo, deseaba expulsar a los cristianos de Tierra Santa.
Decidió atacar su punto más: el condado de Edesa. Éste no
tenía fronteras naturales, de modo que su defensa era
complicada. El conde de Edesa, Joscelino, era consciente de su
delicada posición y prueba de ello eran las alianzas que
pactaba con los estados musulmanes vecinos. Su principal
aliado era Kara Arslán, el príncipe de Diarbekir, con quien
había acordado un trato que en caso de que uno de los estados
sea atacado esté obligado el otro a acudir en su ayuda. Cuando
en 1144 Zangi llevó sus ejércitos contra Kara Arslán,
Joscelino se vio obligado a salir a apoyarle. Al tener noticia
Zangi de esto, cambió el rumbo y se dirigió a Edesa.
Inmediatamente puso sitio a la ciudad, que prácticamente no
estaba defendida. Tras cuatro semanas logró llegar a la
ciudadela. La ciudad cayó definitivamente el 24 de diciembre
de 1144 ya que Joscelino no se atrevió a volver. Saruj, la
segunda gran fortaleza de Edesa, también fue tomada por Zangi. |
Los condados de Antioquía y Trípoli: La conquista de
Antioquía fue llevada a cabo por el sultán Baibars, con el que el
condado tenía gran enemistad. Después de su intento fallido de
tomar Acre en 1263, derrotó a los cruzados en las batallas de
Arsuf, Athlith, Haifa, Safad, Jaffa, Ascalón y Caesarea. Tres años
después derrotó al principal aliado de Antioquía, Armenia, a causa
de esto el condado se debilitó mucho y, finalmente, en 1268 fue
sometida a asedio por Baibars y cayó el 18 de mayo del mismo año.
Toda la población que estaba allí fue asesinada o esclavizada y la
ciudad fue arrasada.
El condado de Trípoli estaba muy ligado a Antioquía y después de
su caída resistió un año más. Cayó en manos enemigas en 1289 por
el sultán Mamluk Kalaún. Dio orden de destruir la ciudad y
construyó una nueva más alejada de la costa.
Bibliografía
Las cruzadas; Hindley, Geoffrey
Espasa, Historia Universal
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