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Comentario de textos 2º ESO

Trabajos de Religión para Secundaria

Comentarios de Texto aportados por 

DIEGO QUIÑONES ESTÉVEZ,

profesor de Secundaria y Bachillerato 

de Religión y Moral Católica

Estepona  - Málaga

COMENTARIO DE TEXTO

Consideraciones Generales sobre el comentario de texto

TEMA: El amor de Dios en el dolor y la enfermedad: El sacramento de la Unción. 

 

TEXTO BÍBLICO:      Mt 4,23-25:      Jesús predica y hace milagros

                                             Sant 5, 13-18:     La oración

 

Mt 4,23-25: Jesús predica y hace milagros.

 23[Jesús][1]recorría toda galilea, enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino, y curando toda la clase achaques entre el pueblo.

24 Su fama se extendió por toda Siria; y le presentaron todos los que se encontraban mal, aquejados de diversas enfermedades y sufrimientos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curó. 25 Y de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán, lo siguió un gran gentío.

 Sant 5, 13-18: La oración.

 13¿Tienes que soportar padecimientos alguno de vosotros? Rece. ¿Está alguno de buen ánimo? Cante salmos. 14 ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los ancianos de la Iglesia, y recen junto a su lecho haciendo la unción con óleo en el nombre del Señor; 15 y la oración de la fe salvará al postrado, y el Señor lo levantará, y si hubiera cometido pecados se le perdonará.

 16Así que confesemos mutuamente los pecados, y rezad unos por otros, para que os curéis. Una plegaria de un justo es muy poderosa en sus efectos. 17 Elías era un hombre de igual condición que nosotros, y rezó fervientemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses.  18 Y rezó nuevamente, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto.[2]

   GÉNEROS: Nos encontramos con dos textos, que representan a dos géneros: el evangelio y el epistolar. En el primer texto tenemos el género histórico-narrativo (evangelio)[3]. En estos versículos se nos relata la actividad taumatúrgica de Cristo por Galilea y otras regiones, promulgando el Reino de Dios, tema central del evangelio de Mateo. Mateo,  presenta a Jesús como aquel en quien se han cumplido todas las experiencias[4] del Antiguo Testamento. Jesús es el Mesías prometido, pero además, el Hijo de Dios.

Su evangelio se escribe en una época donde era necesario resolver problemas nuevos, problemas que tenían que solucionar sus destinatarios: las comunidades judeocristianas que se  abren a los paganos y están en tensión con el judaísmo oficial, surgido después de la destrucción de Jerusalén. La conciencia de comunidad cristiana aparece ya, como “Ecclesia”, de Iglesia, vocablo utilizado en el Antiguo Testamento para denominar a Israel, el pueblo elegido. La exigencia y la responsabilidad ética que tuvieron que afrontar los cristianos de Siria o Palestina, allá por los años 70-80, se fundamentan en cumplir el mandato del amor fraterno, sobre todo con los más débiles entre los que se encuentran los enfermos.

En la misma trayectoria está la epístola de Santiago, a la que se ha llamado “catecismo de ética cristiana”, o, “breve manual de normas morales”,[5] que unifica, de modo indisoluble, la fe y las obras. En particular, con los más pobres y necesitados. Sus destinatarios son también judíos-cristianos de finales o de la mitad del s. I, que conocen el Antiguo Testamento. La Iglesia ha visto en este texto, el fundamento del sacramento de la unción de los enfermos: “¿Está enfermo alguno de vosotros?  Llame a los ancianos de la Iglesia y recen junto a su lecho haciendo la unción con óleo en el nombre del Señor, y   el Señor le levantará y si hubiera cometido pecados se le perdonará”.

“Santiago, habla, pues de una práctica que él no inventa y que supone conocida”[6]. Así en el texto, vemos: “Junto al lecho”: viene a indicarnos el gesto de la unción sobre el cuerpo del enfermo. La unción con aceite se realiza con la autoridad de, o siguiendo órdenes de, o sustituyendo a Cristo (=en el nombre del Señor). “Por tanto es sacramento o signo de la presencia de Cristo, que actúa con su poder curativo”.[7]La oración de fe”, oración ritual o fórmula sacramental de los ancianos o de la comunidad, nace de la fe y se recita con fe. “Se le perdonará”, impersonal, señala que Dios le concederá el perdón de los pecados. “Salvará”, entendido en sentido amplio, afecta a la salud corporal y a la salud del alma, por el perdón de los pecados.

SUGERENCIAS:

Con el sacramento de la unción de los enfermos, “el dolor, si es acogido con fe, se convierte en puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor del Señor. Un sufrimiento que no puede quitar la paz y la felicidad, porque está iluminado por el fulgor de la resurrección.”[8]”La enfermedad y la muerte permanecerán en la existencia terrena, pero han perdido su sentido negativo. A la luz de la fe, la muerte del cuerpo, vencida por la de Cristo, se vuelve pasaje obligado a la plenitud de la vida inmortal”.[9]

Con la Unción de los enfermos, “el sufrimiento humano encuentra su significado más profundo y su valor salvífico en la muerte y resurrección del Redentor. En el Gólgota, Él cargó las culpas de toda criatura humana. Cristo sufre con nosotros, dándonos la posibilidad de compartir con Él, nuestros sufrimientos. Unido al sufrimiento de Cristo, el sufrimiento humano se transforma en medio de salvación”.[10]

Sólo el sacerdote “es el ministro propio de la Unción de los enfermos, el cual la confiere "a aquellos fieles cuyo estado de salud resulta seriamente comprometido por vejez o enfermedad". Para valorar la gravedad del mal basta "un juicio prudente o probable"”.[11]

“Este sacramento es remedio para el cuerpo y el espíritu: alivio y vigor para el      enfermo en la integridad de su ser corpóreo-espiritual.”  “No es sólo un sacramento para aquellos que está acabando su vida sino que “puede ser conferida antes de una intervención quirúrgica, cuando ésta está motivada por "un mal peligroso".

Los ancianos pueden recibir la Unción "por el debilitamiento acentuado de sus fuerzas, aunque no estén afectados con alguna enfermedad grave”.

A los niños también se les puede administrar la Unción cuando se dan  en ellos las condiciones "sólo si han alcanzado un uso de razón suficiente”.

En el caso de enfermos en estado de inconsciencia o sin el uso de razón, se le confiere "si existe motivo para pensar que en posesión de sus facultades ellos mismos, como creyentes habrían, al menos implícitamente, pedido la sagrada Unción".”[12]

“También la Eucaristía, como Viático asume un significado y una eficacia propia para el enfermo. "El Viático del Cuerpo y de la sangre de Cristo fortalece al fiel y le provee la garantía de la resurrección, según la palabra del Señor: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene ganada la vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día" (Jn 6, 54).”[13]

La celebración del sacramento[14] de la Unción de los enfermos, se ha de hacer de “forma litúrgica y comunitaria, que tiene lugar en la familia, en el hospital o en la iglesia, para un solo enfermo o para un grupo de enfermos. Es muy conveniente que se celebre dentro de la Eucaristía, memorial de la Pascua del Señor.”

“Lo esencial de la celebración de este sacramento consiste en la unción en la frente y las manos del enfermo (en el rito romano) o en otras partes del cuerpo (en Oriente), unción acompañada de la oración litúrgica del sacerdote celebrante que pide la gracia especial de este sacramento.”[15]

*Actividades:

¿Cuáles son los elementos (signo, gestos, palabras y ministros) que intervienen en la celebración del sacramento de la Unción de los enfermos?

¿Qué efectos produce en la persona?

¿Qué significa el sacramento de la Unción de los enfermos?

¿Cuáles son las principales dificultades que encontramos en la vida actual, para la práctica de este sacramento? ¿Qué podemos  hacer para superarlas?

*RECURSOS:

Lee y comenta el siguiente texto, de la vida actual, relacionándolo con el sacramento de la Unción de los enfermos.

 Misionero y enfermo de sida.

El padre Aldo Marchesini, misionero dehoniano y médico, se contagió de sida ejerciendo su vocación en el hospital de Quelimane, en Mozambique.
A semejanza de Cristo, lleva sobre su cuerpo las dolencias de aquellos a los que está dedicando toda su vida (...). La revista Nigrizia ha publicado un testimonio suyo, del que hacemos un extracto:

     (...)

Había oído que la Comunidad de San Egidio estaba iniciando una experiencia piloto en Mozambique, con el objetivo de ofrecer gratuitamente a los africanos enfermos de sida el mismo tratamiento disponible en las naciones ricas. Decidí ir a Roma a hablar con el responsable del proyecto: el encuentro fue muy positivo, y volví a casa lleno de esperanza: había encontrado el modo de poder comenzar en mi hospital de Quelimane una terapia antirretroviral eficaz...y gratuita. Volví a Mozambique cinco meses después de la fecha prevista para mi regreso, si miedo, y reanudé mi trabajo en el hospital.

¡Estoy contentísimo! He decidido no esconder a nadie mi enfermedad; ahora, todos saben que el padre Marchesini, el doctor del hospital, es seropositivo, está haciendo la terapia, está vivo, está bien y continúa trabajando.

Dentro de pocos días, también sabrán que la terapia esta ya disponible para todos los enfermos, que ya no habrá necesidad de esconderse, o de negarse a hacerse la prueba por miedo a saber. Son ya muchas las personas que se han acercado a mí para hablar, para recibir consuelo y ser encaminadas hacia la terapia.

Aquí finaliza mi historia, pero mi aventura interior continúa en compañía de una multitud de enfermos de Mozambique. No puedo más que agradecer al Señor el haberlos conocido, y haber conducido las cosas de modo que la semilla de la esperanza pudiese, en breve espacio de tiempo, transformarse en un gran árbol: un árbol que ofrece sus frutos a todos aquellos que lo necesitan.[16]

Aldo Marchesini

en Nigrizia


[1] Cantera Burgos, Francisco, e, Iglesias González, Manuel, Sagrada Biblia, Ed. B.A.C.,Madrid, 19792.

[2] Ibídem.

[3] Cepedal Román, Tirso, “Nuevo Testamento”, Curso de Biblia, PS Editorial, Madrid, 1993,  págs 239-405.

[4] Ibídem, págs. 311-14.

[5] Ibídem, pág. 380-2.

[6] Cantera Burgos, Francisco,e, Iglesias González, Manuel. op. c., pág 1400

[7] Ibídem, op. c., pág. 1400.

[8] Juan Pablo II, “Mensaje del Papa Juan Pablo II para la Jornada Mundial del Enfermo”,”Cristo sufre con nosotros”, en Alfa y Omega, Semanario Católico de Información, Los curas de pueblo, nº 387/29-1-2004, pág.13.

[9] Ibídem.

[10] Juan Pablo II, “Mensaje del Papa Juan Pablo II para la Jornada Mundial del Enfermo”, “Cristo sufre con nosotros”, en Alfa y Omega, Semanario Católico de Información, Los curas de pueblo, nº 387/29-1-2004, pág.13.

[11] Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios, Carta a los agentes sanitarios, 1995, Cap. II, en “Comunidad Bioética: “Sufrimiento y eutanasia. La unción de los enfermos””, en www. Catholic.net, 2004.

[12] Ibídem. op. c.

[13] Ibídem, op. c.

[14]Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del Catecismo, Madrid, 1992, nº 1517.

[15] Ibídem, op. c., nº 1531.

[16] “Misionero y enfermo de sida”, en Alfa y Omega, Semanario Católico de Información, Los curas de pueblo, op. c., pág. 14.