La redacción de esta apartado lo hemos dividido en 4 secciones:
la fecha del nacimiento de
Jesús; la tierra de Jesús;
la
sociedad de Israel y
la existencia histórica de Jesús.
La fecha del nacimiento de
Jesús
La fecha oficial del nacimiento de
Cristo, mediante la cual medimos los años, fue fijada por el
sabio Dionisio el Exiguo (el
pequeño) en el año 532
usando el calendario juliano
(un calendario imperfecto que fue sustituido en el siglo XVI por el
actual calendario gregoriano).
Hasta entonces, la medida de
las fechas se hacía en base a la
fundación de Roma; el papa
Juan I encargó a Dionisio el
Exiguo que cambiase el calendario para medir las fechas en
base al nacimiento de Cristo.
El sabio hizo un recuento de acontecimientos y fechas importantes y
llegó a la conclusión de que Cristo
había nacido en el año 753
de la fundación de Roma, que
pasó a ser el año 1 de la era
cristiana.
Sin embargo,
Dionisio el Exiguo cometió
un error de cálculo de unos 6 años al datar el reinado de
Herodes I el Grande (aunque
hay quienes dicen que el error es de 4 o incluso de 7 años); dicho
error, conocido desde hace tiempo, ha sido asumido por los
historiadores para no provocar un baile de fechas tremebundo con la
corrección.
La
tierra de Jesús
Jesús vivió en Palestina,
un pequeño país situado en la parte más oriental del mar
Mediterráneo, con una extensión de 25.000 km. Limitaba al norte
con los montes del Líbano que la separaban de Fenicia y Siria; al
sur, con el desierto de Negueb; al este, con el gran desierto de
Arabia, y al oeste, con el mar Mediterráneo.
Se calcula que Palestina
tendría unos 700.000 habitantes en tiempos de Jesús. Su capital,
Jerusalén, podría contar con unos 30.000 habitantes.
El río Jordán dividía y
divide a Palestina en dos grandes regiones:
Cisjordania:
formada por Galilea, Samaría, Judea e Iturea.
Transjordania:
constituida por la Decápolis y Perea.
La sociedad de Israel
A lo largo de la
historia, Palestina había sido gobernada de múltiples maneras. Los
israelitas tuvieron gobiernos teocráticos (dirigidos
directamente por Dios), de jueces, de reyes y de dominadores.
Desde que en el año 63 a. C., Pompeyo conquistó para Roma la
nación de Palestina había sido gobernados por reyes, como Herodes
el Grande (37-4 a. C.), o por sus hijos, herederos del reino. |
Palestina en tiempos de Jesús |
En tiempos de Jesús, uno de
sus descendientes, Herodes Antipas, reinaba en Galilea y Perea. Sin
embargo, Judea y Samaría estaban gobernadas por un procurador o
gobernador romano; Poncio Pilato (26-36 d. C.) fue quien condenó a
muerte a Jesús.
Los romanos respetaron la
religión y las costumbres del pueblo judío, aunque se reservaron el
derecho de nombrar a los sumos sacerdotes. Apoyaron la asamblea del
sanedrín, formada por 71 miembros, porque controlaba la vida de la
población bajo sus dominios.
El pueblo judío mantenía sus
creencias fundamentales basadas en su fe en el Dios único, Yahvé, en
la esperanza de un Mesías y en el cumplimiento de la ley de Moisés. El
Templo de Jerusalén era el lugar de encuentro con Dios y el centro del
poder religioso, político y económico. La sinagoga era donde se
reunían los judíos para hacer la oración y para el estudio de la ley.
En Palestina existían
diversos grupos sociorreligiosos:
Los saduceos eran
ricos, interpretaban al pie de la letra la ley escrita y toleraban a
los romanos.
Los fariseos formaban
la clase media, cumplían estrictamente la ley y rechazaban a los
romanos.
Los celotas eran
religiosos fanáticos y enemigos de los romanos.
Los esenios vivían en
las cuevas de Qumrán, junto al mar Muerto, y se dedicaban al estudio
de la Biblia y a la oración en común.
La existencia histórica de
Jesús
Partimos de la base que Jesús
es el Hijo eterno del Padre; el Mesías esperado por el pueblo de
Israel. Sin embargo, en este apartado vamos a contemplar la existencia
"histórica" de Jesús. ¿Qué nos dicen los documentos históricos sobre
la existencia de un personaje del siglo I que reunió a un grupo de
discípulos y que fundó la Iglesia?
Los documentos que nos hablan de Jesús los podemos dividir en
"documentos no cristianos" y "documentos cristianos". Entre los
primeros se encuentran documentos de origen judíos y romanos.
Documentos no cristianos
Documentos judíos
El historiador romano Flavio Josefo, nacido el año 56, escribió sus Anales
hacia el 116.
«Siendo así, Anás
considero que se presentaba una ocasión favorable cuando Festo murió y
Albino se encontraba aún de viaje; convocó una asamblea de jueces e
hizo comparecer a Santiago, hermano de Jesús llamado el Cristo, y a
algunos otros, y presento contra ellos la acusación de ser
transgresores de la ley, y los condenó a ser lapidados»
Favio
Josefo, Antiquitates iudaicae XX, 200.
«Por este tiempo vivió
Jesús, un hombre sabio, si se le puede llamar hombre, que realizaba
obras extraordinarias, maestro de todos los hombres que acogen con
gusto la verdad. Arrastró a muchos judíos y a muchos paganos. Él era
el Mesías. Aunque, por instigación de nuestras autoridades, Pilato lo
condenó a morir en la cruz, los que antes lo habían amado no lo
abandonaron, porque al tercer día se les apareció vivo de nuevo, como
lo habían previsto los profetas, que además habían anunciado muchas
cosas admirables sobre él. Hasta el día de hoy sigue existiendo el
linaje de los cristianos, que se denomina así por él»
Favio
Josefo, Antiquitates iudaicae XVIII, 63-64
Rollos de la Torá |
En el Talmud, que son
escritos judíos en los que se recogen las enseñanzas y los
comentarios de los rabinos y los doctores de la ley, se lee una
referencia a Jesús:
«La víspera de la
Pascua fue colgado Jesús. Desde cuarenta días antes el pregonero
había gritado diciendo: "Es sacado a lapidar porque ha practicado
la hechicería, y ha seducido, y lleva a Israel por mal camino.
Quien tenga algo que decir en su defensa, que venga y lo diga".
Y como nada fue
presentado en su defensa, fue colgado la víspera de la Pascua»
TB, Sanedrín
VI, 1; f.43a
|
Documentos romanos
El gobernador de Asia Menor,
Plinio el joven, vivió entre los años 61 y 113. En una carta dirigida
al emperador Trajano, habla de los cristianos y de los juicios que
contra ellos realizaba.
«Maestro, es una
regla para mí someter a tu consideración todas las cuestiones en las
que tengo dudas. ¿Qué podría hacer mejor para dirigir mi inseguridad o
instruir mi ignorancia?
Nunca he participado en las
investigaciones sobre los cristianos. Por tanto no sé qué hechos ni en
qué medida deban ser castigados o perseguidos. Y con no pocas dudas me
he preguntado si no habría que hacer diferencias por razón de la edad,
o si la tierna edad ha de ser tratada del mismo modo que la adulta; si
se debe perdonar a quien se arrepiente, o si bien a cualquiera que
haya sido cristiano de nada le sirva el abjurar; si ha de castigarse
por el mero hecho de llamarse cristiano,
aunque no se hayan cometido hecho, probables, o las acciones
reprobables que van unidas a ese nombre.
Mientras tanto, esto
es lo que he hecho con aquellos que me han sido entregados por ser
cristianos. Les preguntaba a ellos mismos si eran cristianos. A los
que respondían afirmativamente, les repetía dos o tres veces la
pregunta, amenazándolos con suplicios: a los que perseveraban, los he
hecho matar. No dudaba, de hecho, confesaran lo que confesasen, que se
los debiera castigar al menos por tal pertinacia y obstinación
inflexible».
Cayo Plinio
Cecilio Segundo, Epistolarum ad traianum Imperatorem cum eiusdem
responsis liber X, 96
El historiador romano Tácito, nacido el año 56, escribió sus Anales
hacia el 116. El texto en que menciona a Cristo, figura entre los
relatos de la actividad de Nerón. Al comentar las consecuencias del
incendio de Roma en el año 64 d.C. dice:
«Ni con los remedios
humanos ni con las larguezas del príncipe o
con los cultos expiatorios perdía fuerza la creencia infamante de que
el incendio había sido ordenado.
En consecuencia, para
acabar con los rumores, Nerón presentó como culpables y sometió a los
más rebuscados tormentos a los que el vulgo llamaba crestianos,
aborrecidos por sus ignominias. Aquel de quien tomaban nombre, Cresto,
había sido ejecutado en el reinado de Tiberio por el procurador Poncio
Pilato.».
Cornelio Tácito,
Anales XV, 44
|
Cornelio Tacito |
Suetonio era, contemporaneo
de Plinio el joven, trabajó en la corte imperial. Los cargos que
desempeñaba le permitían el acceso a los archivos de palacio, a la
correspondencia de César y Augusto, a sus testamentos, a los escritos
de Nerón y a muchos otros documentos oficiales. Con esas fuentes
compuso sus Vitae Caesarum, que tienen una gran importancia
histórica, ya que pudo utilizar fuentes de primera mano. El libro
quinto de su obra está dedicado a Claudio, que gobernó el Imperio del
41 al 54 d.C. La mención a los acontecimientos que nos ocupan es muy
breve: sólo un nombre. Aparece cuando evoca la decisión del emperador
Claudio de expulsar de Roma a los judíos:
«Expulsó de Roma a
los judíos, que provocaban alborotos continuamente a instigación de
Cresto».
Suetonio, Vida
de Claudio, 25, 4.
Documentos cristianos
El principal testimonio
cristiano sobre la vida y la predicación de Jesús se halla en los
cuatro evangelios escritos por los evangelistas san Mateo, san Marcos,
san Lucas y san Juan. Sin embargo, no son una biografía de Jesús, ni
dicen todo lo que él hizo y enseñó, sino que son unos testimonios de
fe en Jesús muerto y resucitado.
Tras recibir el Espíritu
Santo, el día de Pentecostés, los apóstoles comenzaron a predicar lo
que Jesús había dicho y hecho. los evangelistas, sirviéndose de las
cosas que ya se transmitían de palabra o por escrito, escribieron los
cuatro evangelios que hoy conocemos. San Lucas dice así en el prólogo
de su Evangelio:
«Ya
que muchos se han propuesto componer un relato de los acontecimientos
que se han cumplido entre nosotros, según nos lo transmitieron quienes
desde el principio fueron testigos oculares y ministros de la palabra,
me ha parecido también a mí, después de haber investigado
cuidadosamente todo lo sucedido desde el principio, escribirte una
exposición ordenada, ilustre Teófilo, para que llegues a comprender la
autenticidad de las enseñanzas que has recibido».
Evangelio de san
Lucas 1, 4
¿Son los Evangelios auténticos?
Es esta una pregunta que nos podemos formular. Resulta que la
seguridad que tenemos sobre la autenticidad de los Evangelios es muy
superior a la seguridad que tenemos sobre textos de los que nadie
duda, por ejemplo, las obras de Julio Cesar, las obras de Horacio o de
Virgilio.
Hemos realizado una tabla que nos parece interesante
Autor |
Fecha del original |
Fecha del manuscrito más antiguo |
Distancia de la 1ª copia con el original |
Evangelio de san Juan |
98-100 |
125 (1er fragmento) |
▌30 años |
Nuevo Testamento |
50-100 |
Inicios del siglo III |
█100 años |
Obras de Virgilio |
siglo I a. C. |
Siglo IV |
███████ 5
siglos |
Obras de Horacio |
siglo I a. C. |
Siglo VIII |
█████████ 9
siglos |
Obras de Julio Cesar |
siglo I a. C. |
Siglo X |
████████████
11 siglos |
Obras de Tácito |
siglo I d. C. |
Siglo XV |
█████████████
14 siglos |
Obras de Platón |
siglo V-IV a. C. |
895 d. C. |
█████████████
14 siglos |
|