Dpto. Religión

4º ESO

Curso 2008/09

AÑOS 1562-1598   /   GUERRAS DE RELIGIÓN EN FRANCIA

Alejandro García-Jalón

                                                                                                                

Las Guerras de religión de Francia fueron una serie de enfrentamientos civiles que se desarrollaron en el Reino de Francia durante la segunda mitad del siglo XVI. Se distinguen hasta ocho guerras distintas acontecidas entre 1562 y 1598, si bien la violencia fue constante durante todo el período.

El detonante de las Guerras de Religión fueron las disputas religiosas entre católicos y protestantes calvinistas, conocidos como hugonotes, exacerbadas por las disputas entre las casas nobiliarias,en especial los Borbón y los Guisa.

La guerra civil francesa tuvo dimensiones internacionales, implicando en la lucha a la gran potencia protestante del momento, la Inglaterra de Isabel I, con la máxima defensora del catolicismo tridentino, la España de Felipe II. Debido a ello, el conflicto influyó de manera determinante en el éxito de la rebelión de las Provincias Unidas contra el dominio español y en la expansión de las confesiones protestantes en el Sacro Imperio Romano, regido por el tío de Felipe II, el emperador Fernando I de Habsburgo.

El conflicto acabó con la extinción de la dinastía Valois-Angulema y el ascenso al poder de Enrique IV de Borbón, que tras su conversión al catolicismo promulgó el Edicto de Nantes en 1598, garantizando la libertad de los protestantes.

Hay autores que no hablan de "Guerras de religión" sino más bien de guerras políticas con la excusa de la religión en donde se conquistaban territorios, se ponían y quitaban reyes y se alteraban las dinastías reinantes.

Lo que se denomina Primera Guerras ocurrió entre 1562 y 1563. Los Hugonotes pidieron ayuda a fuerzas extranjeras con lo que se internacionalizó el conflicto. Se firmó la paz con el Edicto de Amboise, por el cual las ciudades de Ruán, Orleans y Lyon volvieron al control de los católicos. Se garantizó la libertad de conciencia a los hugonotes y autorizó el culto protestante de puertas adentro para el pueblo llano, y abiertamente en las propiedades de los nobles, abriendo así un periodo de tolerancia civil.

La segunda guerra: Tras cuatro años de paz, se reiniciaron las hostilidades en 1567 por  tres razones: el fracaso de la aplicación del edicto de Amboise en las provincias, las tensiones internacionales y la rivalidad cortesana entre el Príncipe de Condé y el joven hermano del rey, Enrique, duque de Anjou, de apenas dieciséis años.

Louis prince de Condé

Los líderes hugonotes, dirigidos por Condé intentaron apoderarse de la familia real. La reina madre, confiada en su política de concordia, se sintió ultrajada por el ataque de Condé, decidiéndose a castigar violentamente a los traidores. Los dos ejércitos se vuelven a enfrentar y otra vez los protestantes son derrotados en la Batalla de Saint-Denis, pero el Condestable de Montmorency muere en la batalla. La reina madre nombró entonces a su adorado hijo Enrique de Anjou teniente general del ejército, a pesar de las protestas. El joven de 16 años fue incapaz de detener el avance hugonote, y, finalmente, el debilitamiento de los dos bandos llevó a la firma de la Paz en Longjumeau el 22 de marzo de 1568. A cambio de licenciar a los mercenarios suizos y volver a imponer sin restricciones el Edicto de Amboise, los hugonotes se comprometieron a devolver sus conquistas.

 

Tercera guerra: Pero la paz de Longumeau no supuso el fin de los enfrentamientos, ya que los protestantes se negaron a abandonar las plazas que habían conquistado. Con el apoyo de los príncipes protestantes del Sacro Imperio, los hugonotes pronto volvieron a la ofensiva. No obstante, los realistas los derrotaron una vez más en la batalla de Moncontour, con lo que los hugonotes se fortificaron en torno a su baluarte de La Rochelle. La reina madre intentó una nueva pacificación: el Edicto de Saint-Germain, en el que se reinstauraba la libertad de conciencia y culto, y convertía La Rochelle, Cognac, Montauban y La Charité en plazas francas para los hugonotes. Las propiedades incautadas a los mismos les serían devueltas. Ninguna de las partes se sintió feliz con esta nueva pacificación.

Cuarta guerra: Como resultado de la paz de Saint-Germain, el líder hugonote Gaspar de Coligny pasó a formar parte del Consejo Real. Pronto se ganó la voluntad del joven rey Carlos, deseoso de sacudirse el dominio de su madre. Coligny comenzó a reclutar tropas para emprender la guerra. Entre ataques de unos y otros, se desencadenó la “matanza de San Bartolomé, en donde se asesinó a muchos hugonotes.

Quinta guerra: comenzó la Quinta Guerra de Religión, con la evasión de Condé de la Corte en la que se hallaba en libertad vigilada desde la Matanza de San Bartolomé. Condé invadió el país desde la frontera con el Sacro Imperio al mando de un ejército mercenario prestado por el conde palatino del Rin, Juan Casimiro. La quinta Guerra terminó cuando el Rey aceptó el  Edicto de Beaulieu. La Paz de Bergerac puso fin a la sexta guerra.

En 1579 estalló nuevamente el conflicto. La guerra concluyó con la toma de Cahors por parte de Enrique de Navarra y se firmó la Paz de Fleix, dando fin a la séptima guerra.

La lucha sucesoria por la corona desencadenó una nueva guerra, la más larga y encarnizada de todas las Guerras de Religión, la conocida como "Guerra de los tres Enriques”, puesto que en ella combatieron Enrique III, Enrique de Navarra y Enrique de Guisa.

Bibliografía

Biblioteca Cervantes.

Enciclopedia universal Espasa.